Empleo de las fábulas en la Educación Moral

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Maria Helena Ferreira Santos acaba de publicar un artículo titulado EL VALOR PEDAGÓGICO DE LAS FÁBULAS EN LA FORMACIÓN MORAL DE LA INFANCIA Ella escribe:

Este artículo presenta los resultados iniciales de mi investigación sobre la función educativa de las fábulas de León Tolstoi (1828-1910). En este texto se realizará una reflexión sobre el valor pedagógico del género fábulas para la formación humana, como también el análisis de algunos cuentos del autor ruso a la luz del aporte teórico de Walter Benjamin (1892-1940). Creadas para el público adulto en Europa Antigua, las fábulas llegaron a ser, con el paso del tiempo, «cosas» de niños. Nos interesa, por lo tanto, comprender la actuación de la fábula como función educativa para la primera infancia, a modo de proporcionar otra forma de conocer el ser humano, sus valores y sus formas de vida.


Los resultados que presenta en este trabajo son muy importantes para la educación.



Por medio de la lectura y el análisis de algunas fábulas escritas por León Tolstoi se evi- dencia que tenía un interés profundo en transformar el sistema escolar ruso e introducir una nueva forma de educar por medio de las fábulas. Al final, él ponía en el centro el va- lor dado al ser humano, sin tener en cuenta las barreras impuestas por las razas, religio- nes o patria. En otras palabras, quería transformar los valores existentes en beneficio de una mejor educación. La estructura educacional preparada por Tolstoi sirvió de ejemplo a varios seguidores, entre ellos Gandhi. Su trabajo permitía el perfeccionamiento: siem- pre y cuando el interesado tuviese tan sólo los mismos objetivos y la misma visión de compromiso con la causa defendida por él.
Tolstoi creía que la verdadera educación buscaba exteriorizar lo mejor que una per- sona tiene dentro de sí y permitía que cada individuo pudiese manifestar su lado espiri- tual, sus emociones y su intelecto. Así, aprender a leer y a escribir consistía tan sólo en un de los muchos modos de educar. El autor ruso se dio totalmente a sus alumnos y dio una gran lección al pueblo ruso y al mundo. Sus escritos y sus experiencias educativas tienen una vigencia cada vez más contemporánea, dados los descuidos con la educación pública, los problemas creados por los estigmas sociales, las creencias, el color de la piel y la posición indiferente de una elite a quien no le importa el dolor del alumno, sea éste físico o psíquico.
Es a través del proceso de oír y contar una historia que un niño participa de las ac- tividades que desarrollan su lado emocional, ayudando en la socialización y también en el proceso de alfabetización. La historia contada despierta en el que la oye un interés particular, desarrollando tanto su creatividad como su interés por la lectura.
El acto de contar historias es una de las artes más antiguas. En la antigüedad, los pue- blos de diferentes culturas se sentaban en círculo para poder oír las historias contadas por los ancianos, los cuales narraban sus cacerías y sus tradiciones y, de este modo, el pueblo se divertía y adquiría conocimientos. Las personas reunidas contaban y repetían historias, para salvaguardar sus tradiciones y sus dialectos, transmitiendo la historia y el conocimiento acumulado de sus antepasados, sus creencias, sus mitos, sus costumbres y los valores que deberían ser preservados.



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