La experiencia cristiana, ¿tiene una dimensión mística?

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La experiencia cristiana, ¿tiene una dimensión mística?
La mística cristiana se fundamenta en la revelación, la fe y en la respuesta del hombre. Las virtudes teologales, fe, esperanza y caridad, son dinamizadores de la memoria, la inteligencia y la voluntad del hombre.
Por tanto, toda experiencia cristiana es experiencia porque intervienen las potencias antes descritas, no siendo solamente pasiva porque supone unas repercusiones en la vida del cristiano, diferentes unas de otras porque cada hombre es uno e irrepetible, y Dios tiene un camino diferente para cada uno y le propone una misión diferente.
Olegario González de Cardedal escribe:
El hombre solo alcanza última luz, para reconocerse a sí mismo en el dialogo con quien es su creador, que le ha forjado con aptitud para un quehacer concreto, y así adquiere la fuerza necesaria para realizar la misión recibida en la permanente abertura, oración, y entrega a la voluntad divina



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