Nietzsche ¿filósofo metafísico?
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Juan Pablo Esperón, Nietzsche y Heidegger: Acabamiento de la metafísica y tránsito hacia otro modo del pensar en RiHumSo - Revista de Investigación del Departamento de Humanidades y Ciencias Sociales Universidad Nacional de La Matanza – Año 5 (2016)- Número 9 – pp. 69-81
Juan Pablo Esperón, Nietzsche y Heidegger: Acabamiento de la metafísica y tránsito hacia otro modo del pensar en RiHumSo - Revista de Investigación del Departamento de Humanidades y Ciencias Sociales Universidad Nacional de La Matanza – Año 5 (2016)- Número 9 – pp. 69-81
El libro de Esperón, J. P., Nietzsche, ¿Filósofo Metafísico? Diálogo entre Nietzsche y Heidegger en
torno a pensar lo dionisíaco y el Ereignis como Zwischen: movimiento, apertura y diferencia.
Acabamiento de la metafísica y tránsito hacia otro modo del pensar. Editorial UNLaM-Prometeo,
Buenos Aires, 2015, se inscribe dentro de la actual discusión sobre el lugar que ocupa
la filosofía de Nietzsche en relación a la interpretación heideggeriana, cuestionándola y
polemizándola, al considerar (a Nietzsche) como el pensador que consuma la historia de
la metafísica, caracterizada por el olvido de la pregunta que interroga por el sentido del ser y su diferencia con el ente. Nosotros, a diferencia de Heidegger, proponemos una lectura del joven Nietzsche donde sostenemos que la noción de Dionisos elaborada en El nacimiento de la tragedia, es la comprensión, la problematización y la expresión de la diferencia, en cuanto piensa de una nueva manera al ser junto al devenir y, en este sentido, puede relacionarse con la comprensión de la diferencia en cuanto acontecimiento apropiante (Ereignis) en sentido heideggeriano, y por ende, Nietzsche no puede ser considerado el filósofo que consuma la metafísica sino que abre un camino de tránsito en torno a su superación.
(Según Heidegger, toda filosofía se elabora en base a un sistema único de pensamiento. En el
caso de Nietzsche, la voluntad de poder y el eterno retorno fundamentan a todo ente en su
totalidad. Esa es la tesis heideggeriana fundamental. En este sentido, la filosofía nietzscheana se
presenta como el fin de la metafísica; porque, en segundo lugar, la voluntad de poder es la
respuesta a la pregunta por el ser como fundamento de todo lo ente en general, y, la respuesta a la
pregunta por la cual todo lo ente es causado, en cuanto este ente es el fundamento supremo de
todo lo existente, preguntas rectoras de la metafísica y su historia; pero Nietzsche no pregunta por
el sentido del ser mismo ni por la diferencia. En tercer lugar, Heidegger traduce la voluntad de
poder como voluntad de voluntad, en cuanto que más allá de querer su poder ella se quiere a sí
misma como voluntad. No es un mero querer por supervivencia o autoconservación, sino que la
voluntad de poder vale como fundamento onto-teo-lógico para todos los entes. Por último,
Heidegger hace coincidir, en el interior de la metafísica, el concepto de poder nietzscheano con la
metafísica aristotélica. En definitiva, lo que Heidegger intenta demostrar es que al considerar al
poder como dýnamis y energeia, Nietzsche consuma el plan metafísico y, en este sentido, aquel
piensa a Nietzsche dentro de dicha historia.)
Conclusiones
-Por otro lado, ambos señalan caminos en torno a pensar la realidad desde “otro lugar” o
desde un “lugar fundamentante” considerando como elementos constitutivos y decisivos
-Tanto Heidegger (al considerar a la metafísica como onto-teo-logía) como Nietzsche (al
hablar de “socratismo”) delimitan un tipo de logos metafísico devastador y decadente que
se ha consumado; lo que significa, por un lado, no que haya acabado o finalizado, sino
que ha desplegado todas sus posibilidades de dominio; por otro lado, al desplegar todas
sus posibilidades, la metafísica muestra sus propios límites, lo cual nos coloca, de algún
modo, fuera de ella.
-Ambos pensadores recuperan la problematización de la diferencia (cuestión última y
decisiva para el pensar filosófico), manteniendo la tensión entre el ser y el ente, o entre
Dionisos y Apolo, sin llegar a respuestas absolutas.
-Además, tanto Heidegger (mostrando el olvido por la pregunta que interroga por el
sentido del ser) como Nietzsche (mostrando la eliminación del elemento dionisíaco por
parte de lo que llama “socratismo”) muestran cierto desvío del pensar inicial hacia la
imposición de un logos tecno-científico que en la filosofía griega se arraiga y desarrolla la
historia occidental, al tiempo que muestran sus consecuencias.
Nietzche y Heidegger
Juan Pablo Esperón
tanto a la temporalidad, como al devenir y a la multiplicidad, dado que con la noción de
Ereignis, en Heidegger, y la recuperación del elemento dionisíaco, en Nietzsche, otorgan
una dimensión sagrada a la realidad que excede al lógos hegemónico de la metafísica
occidental.
-Por todo ello, Nietzsche no puede ser considerado un filósofo metafísico, o mejor dicho
consuma la metafísica pero en el sentido de que muestra sus límites, pero ello implica, a
su vez, la posibilidad de transitar o señalar otro lugar del pensar. De este modo, tanto
Heidegger como Nietzsche consuman la metafísica y transitan hacia otro modo del
pensar.
-A partir de ello nosotros mostramos la constitución disyuntiva de la metafísica, pero, a su
vez, señalamos que con la noción de entre o medio de las oposiciones logramos
sustraernos al pensar metafísico. Esta noción implica la posibilidad de creación de
sentidos y horizontes históricos siempre nuevos. Sugiere también, la imposibilidad de un
cierre final y la imposibilidad de pretensión de alcanzar un fundamento ultimo en la
comprensión de la realidad; a la vez que afirma la irreductible distancia de las oposiciones
multiplicando y potenciando las diferencias.
- Para finalizar, desde la perspectiva de la diferencia, la subjetividad no puede ser
considerada absoluta, concebida al modo cartesiano, esto es, la irreductible identidad
entre ser y pensar. Desde la filosofía que hemos alcanzado, la presencia del otro es
pensable, desde la noción de entre, como modo de articular la propia subjetividad y
construirla en los otros, dado que ella se configura en el medio del entrecruzamiento de
diferentes inter-relaciones: “no se trata aquí del yo cerrado en sí mismo, sino del yo que
es al mismo tiempo, los otros de sí mismo y del nos-otros”. (CRAGNOLINI, Mónica, Derrida, un pensador del resto, La Cebra, Bs. As., 2007, p. 129.)
Quizás, el entre sea el lugar
del acontecimiento apropiante comparable al amor que, sin resguardo, oscilante y
temblando, ama la extrañeza no apropiable del otro, del ser y de la naturaleza. Así lo
expresa Nietzsche: “Bajo la magia de lo dionisíaco no sólo se renueva la alianza entre los
seres humanos: también la naturaleza enajenada, hostil y subyugada celebra su fiesta de
reconciliación con su hijo perdido, el hombre...”.(NIETZSCHE, Friedrich, El nacimiento de la tragedia, Alianza, Madrid, 1995, p. 44)
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