La verdad y la libertad


¿La verdad y la libertad son esenciales para la vida humana?
Cuando se aproxima a desarrollar estas palabras admite la dificultad de dar una definición cerrada sobre ellas
¿Qué es la verdad? OGC recurre a buscar  sinónimos y antónimos para llegar a una compresión de ella[1].

Si buscamos sinónimos diríamos: veracidad, autenticidad, fidelidad, objetividad. Si buscamos antónimos tendríamos: mentira, engaño, falsedad, mera apariencia, dolo o doblez. No hay verdad cuando no respetamos las cosas, al prójimo, a nosotros mismos, porque la vida y las cosas nos están entregadas para conocerlas, servirnos de ellas y transformarlas cuando nos es posible, pero respetándolas siempre en sus exigencias objetivas, sin violentarlas ni destruirlas.

Siguiendo el pensamiento del teólogo Verdad, por tanto, es objetividad, precedencia, anterioridad[2].
Dios nos ha dado el mundo pero no somos dueños de  él; nos ha puesto en manos de nuestra libertad pero no somos soberanos para decidir el bien y el mal, para enseñorearnos del prójimo, para fundar nuestro ser. Por eso, la verdad es el respeto absoluto a nosotros mismos y al prójimo, y en este sentido verdad quiere decir tambiém veracidad, sinceridad, fidelidad.

Presenta de forma primordial la relación entre verdad y juventud porque es en esta etapa  es cuando el hombre tiene que decidir su proyecto de vida, vivir dignamente o bien dejarse llevar por la mentira, la violencia el placer… Hay que decidir los valores guias de su propia vida, dejándose ayudar por los que la han recorrido anteriormente ese camino Pone un ejemplo  clarificador  de este posicionamiento:

Recordad aquel cuadro de P. Brueghel el Viejo donde ciegos van cogidos uno de la mano del otro y el primero está ya en el abismo. No hay texto bíblico que haya encontrado una traducción pictórica más bella y más trágica que ese cuadro.

¿Pero donde se encuentra esa verdad?  OGC afirma que el cristiano debe pensarla y buscarla. No se puede permanecer abúlico porque la verdad sale al encuentro del hombre, sin imposiciones, como oferta dada con amor:

La verdad se nos ofrece y nosotros la encontramos, porque ella nos sale al encuentro. No se impone, invita; y quien la ha encontrado la agradece como una gracia y la ofrece con amor a los demás como un don. Todo don, en última instancia, remite a quien nos ha dado el existir, el movimiento y la vida (cf. Hch 17,28). La verdad está en nuestro inicio, pero a la vez es camino y meta. Y hay Alguien que es el Camino, la Verdad y la Vida (cf. Jn 14,6).

Por tanto esa verdad nos remite al origen , al fundamento y al sentido de lo real que nos precede.
 Pero,¿Y la libertad?
Si la verdad se remite al origen, fundamento y sentido de lo real que nos precede, la libertad es el camino, el  espacio abierto para llegar a una verdad final, resultante del ejercicio de la propia iniciativa y del encuentro, conocimiento, diálogo y servicio a la verdad.
Para definir la libertad acude también a sinónimos y antónimos:” tales como autonomía. independencia, emancipación, liberación, pero también por sus antónimos como esclavitud, dependencia, sujeción. La libertad es, en progresión creciente, indeterminación, emancipación  de, capacidad para, responsabilidad con. Se es libre “de” los límites negativos, “desde” el amor recibido y “para” el próimo encontrado”.
En el cristianismo, la verdad de Dios y la libertad del hombre son correlativas: solo existe la una con la otra. Se es hombre desde la verdad para la libertad y desde la libertad para la verdad. Y ambas remiten al Amor:
 porque la verdad sin amor se convierte en dictadura y hace esclavos. La verdad no es el hombre solo, pero la verdad es amiga del hombre y es para el hombre si es verdad con el amor. La libertad, a su vez, nace de la persona y se ordena a la persona. Ahora bien, el hombre con libertad pero sin amor se queda cerrado en su soledad y más que una plenitud es entonces un vacío. Solo desde el amor nace, crece, se perfecciona y fructifica en felicidad la libertad.

La libertad del hombre viene de la verdad y encamina hacia la verdad en descubrimiento, obediencia y creatividad. La libertad implica asumir riesgos y exige aceptar responsabilidades. Pero ambas remiten al amor porque la verdad sin amor es dictadura, y la libertad sin amor, lleva a la soledad, al vacío.
Verdad, libertad y amor resumen la verdadera humanidad.


[1]: Cf.. González de Cardedal, Juventud y verdad. Carta abierta a mi amigo Carlos, en: J. Zazo Rodríguez, coord., La juventud. Una reflexión necesaria, Madrid 2011, 19-25. OGC cita textualmente: “para las reflexiones que siguen me inspiro en mi contribución al libro que la diócesis de  Ávila  editó en preparación a las Jornadas Mundiales de la Juventud de Madrid 2011.
[2] Recurre a tres textos de grandes maestros de la humanidad en Occidente: el primero es de Platón en Parmnides 135-136: “Ejercítate en el pensamiento y busca la verdad mientras eres joven, pues de lo contrario la verdad se te escapara de entre las manos”. El segundo es de Cristo: “la verdad os hará libres” (Jn 8,32).El tercero es de Newman: “la búsqueda en serio de la verdad es un requisito indispensable para encontrarla... La conciencia es la voz de Dios en la naturaleza y en el corazón del hombre”.

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