Relaciones entre ciencia y religión

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   Conclusiones de María Dolores Prieto Santana es educadora, antropóloga y colaboradora de la Cátedra Ciencia, Tecnología y Religión, así como de Tendencias21 de las Religiones


La historia del descubrimiento de Altamira y sus conflictos científicos y religiosos presentes en la película tienen una base histórica, aunque se presenten novelados. 
            
Mirada desde nuestra perspectiva actual, nos parece que hemos cambiado mucho desde final del siglo XIX. En este sentido, las religiones muestran unas tendencias que creemos positivas. 
            
Se puede decir que en España se han sucedido desde el siglo XIX tres tendencias en el modo de entender las relaciones entre la ciencia y la religión. Algunas de ellas nos parecen superadas aunque a veces pueden aparecer revestidas de modernidad. 
            
Una de ellas, la más cerrada, es la protagonizada por el arzobispo Zeferino González y el I Congreso Nacional Católico: la fe religiosa está por encima de las ciencias por el hecho de estar revelada y por tanto, debe ser considerada como verdad incuestionable. Es el mismo argumento que se propuso a Galileo en el siglo XVII: la razón debe someterse a la verdad revelada. Es, como vemos, una postura intransigente y por ello sus representantes son incapaces de dialogar. Esto es lo que dio lugar a los tremendos conflictos de la modernidad entre ciencia y religión
            
La segunda postura puede ser la personificada por Juan Vilanova y Piera. La ciencia tiene su propia autonomía y por ello sus logros deben ser tenidos en cuenta. Y como entre la Revelación de Dios y las verdades de la ciencia no debe haber contradicción, la labor de los católicos era buscar la concordancia (necesaria) entre la verdad revelada y la verdad científica. 
            
La postura concordista, más que una teoría teológica, es una tendencia difundida sobre todo en el siglo XIX que quería encontrar a toda costa cierto acuerdo entre las diversas adquisiciones científicas de entonces y el primer relato bíblico de la creación (Gn 1 -2,4a). Se identificaban entonces los «días» del Génesis con los diversos períodos geológicos, y la creación de la luz antes del sol se refería a los metales radioactivos y luminosos. 
            
Se considera generalmente a Georges Cuvier como iniciador del concordismo; entre sus más ilustres representantes están M. de Serres, F Moigno, P Vigouroux. Después de la encíclica Providentissimus Deus de León XIII ( 1893; DS 3280-3294), donde se decía claramente que el autor sagrado en la Biblia no quiso dar lecciones científicas, sino una enseñanza religiosa, sirviéndose para ello de las formulaciones y  de las imágenes de su tiempo, por lo que no puede haber ningún conflicto entre la sagrada Escritura y la ciencia, el concordismo sufrió un notable retroceso. 
            
Dentro de nuestros contextos más cercanos, es notable el intento concordista del sacerdote y físico, descubridor del Big Bang, Georges Lemaître del que hemos hablado en otros lugares de Tendencias21 de las religiones. 
            
La tercera tendencia de las religiones –que es la que actualmente se considera más coherente y es la que postulamos desde Tendencias21 de las Religiones – ha sido descrita como tendencia del diálogo o del encuentro. Defiende la autonomía de los saberes, la complementariedad de las concepciones del mundo y la posibilidad de una integración de saberes mediante un diálogo interdisciplinar. 
            
Esta postura es la que han defendido científicos como Ian BarbourJohn Polkinghorne

Es la defendida por la Cátedra Ciencia, Tecnología y Religión y por la Asociación Interdisciplinar José de Acosta
El reciente ensayo de Eduardo García Peregrín, “La investigación científica como colaboración en la obra de la creación” (2016) y la que hemos descrito en Tendencia21 de las religiones a propósito del libro Trinidad, Universo y Persona. De todas formas, el diálogo sigue abierto.

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