La religión postsecular de Ulrich Beck

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 Prades López, Javier Mª y Cantos Aparicio Marcos “Experiencia religiosa e incertidumbre en las sociedades postseculares”, Journal of the Sociology and Theory of Religion (JSTR) , 7 (2018): 50-77.

DOI: https://doi.org/10.24197/jstr.0.2018.78-110

Para especificar mejor el lugar de la religión en el mundo «secular» o «postsecular» podemos incluir en esta reseña a Ulrich Beck (2009). 
Se suma a los autores que de algún modo reconocen el fracaso de la teoría de la secularización entendida como consecuencia ineludible del proceso de modernización (2009:31). 

Beck reconoce una “revitalización de la religiosidad y espiritualidad” individual (2009:35). El núcleo de esta revitalización lo constituiría el “desacoplamiento de religión (institucionalizada) y fe (subjetiva)” (2009:36). 

De ahí su tesis de que la secularización no sería tanto el hundimiento de la religión y de la fe cuanto la “formación y difusión generalizada de una religiosidad que remite progresivamente a la individualización” (2009:38).


Se abre de este modo una tercera vía entre los extremos de la «muerte de la religión» y la «muerte de lo secular», a saber, la de la «individualización religiosa», que propugna una «segunda modernización» (2009:94-100). La individualización de la religión sucedería además en un contexto histórico-social que Beck califica
de «cosmopolita», el cual sería en gran medida consecuencia indirecta de la individualización (2009:55).

 Beck define el cosmopolitismo, respecto al campo religioso, como la erosión o abolición de las fronteras o universos vitales que caracterizan y separan desde su origen las diversas religiones, así
como la situación que resulta de ella, esto es, el reconocimiento de la otredad religiosa como “una máxima del pensamiento, la convivencia y la manera de actuar” (2009:80)5

El mundo religioso de la sociedad plural será, para Beck, un mundo donde cada uno tiene su “Dios personal”, desprovisto de cargas institucionales, y con carácter cosmopolita, abierto y tolerante ante
los otros, frente a la intolerancia universalista típica de las religiones institucionales (sobre todo el monoteísmo). 

Bajo estas condiciones, la religión (la fe) que renuncia al carácter universal de la verdad puede convertir su vitalidad en un factor de contribución a la paz y la convivenciaen la sociedad cosmopolita6.

Por eso alerta ante el secularismo excluyente (2008:14; 2009:77-80).
Véase la idea de «cosmopolitismo religioso» en Beck (2009:72-94).
Peter Sloterdijk argumenta de manera similar sobre la contribución potencialmente violenta
o pacífica de las religiones (Sloterdijk y Kasper 2007).


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