¿Quienes eran las beguinas?

 En estos últimos días está apareciendo en la televisión una anuncio sobre una serie nueva titulada “Las Beguinas”. 

 

Es bueno que se conozca a estas mujeres libres, pioneras de un feminismo cristiano, mujeres que consiguieron llevar una vida digna y sobre todo, elegida y decidida por ellas. 

Pero no se puede hablar de este movimiento si conocer el contexto donde se inició. Hay que situarse en el siglo XII-XIII para tener un juicio claro de ellas, una sociedad donde la mujer solo tenía presencia en el ámbito privado, bien en su propia casa o en los monasterios.

En estos siglos, los más importantes de la Edad Media, se produjeron cambios significativos en la sociedad debido al auge de las ciudades y al crecimiento económico, a las peregrinaciones a Santiago de Compostela, a la fuerza marítima de algunas ciudades como Génova, al nacimiento de las universidades, a las cruzadas, entre otras muchas causas. En esta época se orquestó  el enfrentamiento entre el Papado y la Monarquía para conseguir  la supremacía y  se luchó contra las herejías.

Pero la parte más importante de este periodo es la vida religiosa, donde coexistían una espiritualidad elitista, teológica, profunda, intelectual, y una religiosidad popular identificada con las masas iletradas, exterior, social, sencilla. 

Y fue precisamente en el siglo XIII, en el ámbito religioso donde se produce lo que se denomina como “el despertar de los laicos”, la eclosión de la devoción a la Virgen María, la veneración  a la naturaleza humana de Cristo, el amor a la Eucaristía y el arte gótico con prodigiosas catedrales que  elevaron su ligereza hacia el cielo. 

La mayoría de los laicos no sabían leer  y solo conocían la religión por el arte, ya fuera pintura, escultura, vidrieras, representaciones dramática dentro o fuera de las iglesias. Era una religión muy superficial, centrada sobre el infierno y con muchas supersticiones, incluso con prácticas mágicas, ungüentos milagrosos, bebidas santas etc. Se basaba en el Dios Juez, y se compraba la salvación con limosnas, peregrinaciones, o las peticiones a los santos o a la Virgen con promesas. añadidas.

La pobreza es la idea central del cristianismo medieval. En el siglo XIII, la Iglesia institucional estaba corrupta por sus propias riquezas, vendiendo indulgencias, proliferando las excomuniones, con frecuentes simonías, nepotismos y gozando de grandes privilegios. 

Sin embargo, los enfoques de cómo esa pobreza debía ser y para quién, varían enormemente entre el clero secular y las órdenes religiosas.

Toda esta corrupción fue motivo del “despertar de los laicos”, una renovación de la vida cristiana, abandonando el papel pasivo de la Iglesia buscando  una religión más espiritual, sin dejar de ser laicos, e independiente de la Iglesia institucional en muchos casos.  

Así, aparecieron movimientos o grupos de penitentes como los Humillados, los Pobres Lombardos, los Pobres de Lyon y también nuevos cauces religiosos: los hospitales, las cofradías, las órdenes terceras, las peregrinaciones, predicadores itinerantes, emparedadas, eremitas, monasterios,  etc.  

Muchos de estos deseos y sentimientos hicieron aparecer herejías como los valdenses y los cátaros con intención de reformar a la Iglesia.

Es en ese momento cuando surgen las beguinas en Flandes. 

 

¿Pero quienes eran las beguinas? Eran mujeres “cristianas” de los Países Bajos, que decidieron de manera libre y sin coacciones, unirse entre ellas  para entregarse a Dios, ayudando a los más necesitados, pero si entrar en ningún convento ni monasterio, sin votos perpetuos, es decir, podían entrar y salir de esa asociación libremente sin obstáculos, aunque mientras que permanecieran dentro de los beguinatos se comprometían a ser castas y pobres, pero solo con un compromiso, nunca con un voto.  Eran viudas o solteras y podían casarse si  ellas querían saliéndose de la agrupación y sin ningún impedimento para ello.

Y se asociaron al margen de la Iglesia, a la que rechazaban por corrupta y también para no estar supeditadas a los hombres, ni padres, ni maridos, ni familiares masculinos. Ser ellas las que decidían por sí mismas cómo y qué querían vivir. 

 

¿Qué hacían las beguinas? Rezar y trabajar con valores cristianos, cuidar a enfermos, educar a las niñas sin recursos, ayudar en ceremonias litúrgicas,  atender a los leprosos,  o amortajar a los muertos, todo esto sin recibir ningún pago, de forma gratuita y con una dedicación ejemplar  evidenciando su amor a Dios. 

Para vivir ellas hacían trabajos manuales, vivían en casas otorgadas por nobles o por la propia iglesia, vestían con ropas humildes con una especie de uniforme con capucha y un vestido de color marrón que las distinguían. 

Pronto se extendieron por Alemania, Centro de Europa, Italia, Polonia, Austria y España. En este país se conocieron como Beatas. Su numero aumentaba y llegaron a ser medio millón de mujeres las que adoptaron esta espiritualidad.

La Iglesia mostró indiferencia hacia ellas, lo que hizo que en algunos países fueran muy aceptadas, y en otros acusadas de herejes, o bien perseguidas por la Inquisición que empezaba su andadura en esos momentos. 

La mayoría poseían una gran cultura,  lo que indica una posición social alta, muy capacitadas intelectualmente, y o bien se dedicaban a la música, o a la poesía, sobre todo mística en lenguas habladas por el pueblo, o bien otras a escribir sobre problemas teológicos, científicos, etc. 

 

Pero ¿por qué se desconfiaba de estas asociaciones de mujeres? Porque era algo nuevo, un  tipo de agrupación  que producía miedo en el alto clero obsesionado en perseguir la herejía cátara, y a los templarios, y también, porque intelectualmente en ocasiones, eran superiores a los sacerdotes que las juzgaban  y  conocían la Biblia mejor que ellos.

 

¿Se eliminaron los beguinajes? Tras la persecución de la Iglesia, muchos de ellos desaparecieron, otros se aproximaron a la Iglesia y otros permanecieron fieles a sus orígenes llegando algunos de ellos hasta este siglo, declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

 

Son pioneras de un feminismo católico, que sin renegar de la doctrina cristiana, supieron defender la igualdad entre hombres y mujeres en tiempos medievales, y es posible, como en toda institución, que hubiese mujeres que se desviaran de su compromiso de vida, como por ejemplo Marguerite Porete acusada de hereje y ajusticiada,  pero el hecho de no tener votos les permitía abandonar libremente esta forma de vida para casarse, volver a sus casas, entrar en Monasterios o seguir esta vida semirreligiosa y semi-laica.

 

Bienvenida esta serie televisiva si se ajusta a la verdadera identidad de estas mujeres, y expresa con exactitud y sin desviaciones malévolas  esta espiritualidad cristiana.

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