La Resurrección de Cristo por el Greco

La Resurrección de Cristo
El Greco
Copyright de la imagen ©Museo Nacional del Prado
La pintura presenta un amplio elenco de gestos que evidencian las distintas reacciones del grupo ante lo ocurrido. En opinión de Rudolf Wittkower, esta gestualidad quedó codificada en la pintura del Greco para manifestar los distintos grados de conocimiento de lo divino. Dios es percibido como una potente luz que primero deslumbra, luego asombra y finalmente se asume como acontecimiento dichoso que se recibe de forma entusiasta. El Greco resolvió de manera especialmente brillante el pie forzado que este formato estrecho y alargado representaba, tanto por la inclusión de las figuras como por la necesidad de crear dos planos espaciales. Encastró a los guardianes del sepulcro en un caótico apiñamiento y anuló deliberadamente las referencias espaciales convencionales. Todo el conjunto del retablo madrileño participa de una original ruptura naturalista. La sensación de profundidad se asegura por la ubicación misma de las figuras, auténticos hitos espaciales que a su vez rompen continuamente la lógica de los planos. La tela se convierte así en un prodigio de fuerza expresiva que, como ha señalado recientemente Victor Stoichita, emana una enorme energía basada en la retórica del exceso, tanto en la proyección del espacio, como de la iluminación o de representación de las formas humanas.
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