Espiritualidad cristiana: centro Cristo
Las cookies de este sitio se usan para personalizar el contenido y los anuncios, para ofrecer funciones de medios sociales y para analizar el tráfico. Además, compartimos información sobre el uso que haga del sitio web con nuestros partners de medios sociales, de publicidad y de análisis web.
orcid.org/0000-0003-1152-1672
La espiritualidad cristiana
Hay una espiritualidad cristiana fundamental que brota del mensaje nuclear del Evangelio y que lleva también la impronta de los valores más decisivos de cada momento de la historia en el seno de la Iglesia.
Lo decisivo en la vida espiritual es descubrir el misterio de Dios en el mundo y en nuestra vida. En el núcleo de la espiritualidad cristiana se encuentra el misterio de Dios, revelado en Jesucristo, bajo la acción del Espíritu Santo.
- Dios es un misterio de amor.
La vida espiritual tiene en Dios, misterio de amor, su fuente, su centro y su meta. Cada día que pasa vemos con más claridad que sin experiencia de Dios no podemos hablar de Él, por lo menos no lo podemos hacer de una manera significativa.
- El encuentro con Jesucristo.
En el corazón de la vida espiritual está la experiencia de la fe cristiana, el encuentro con Jesucristo. El papa Benedicto XVI había dicho que “no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (DC, 1).
- La vida en el Espíritu.
La vida espiritual consiste en configurar la vida en el Espíritu. El papa Francisco afirma que necesitamos evangelizadores que se abran sin temor a la acción del Espíritu Santo. Me ha hecho recordar un texto de don Vecchi quien afirmaba que “el Espíritu da unidad a los pensamientos, a los afectos, a los deseos, a las acciones. Y se manifiesta en la persona sus frutos maduros: el amor, la alegría, la paciencia, la benevolencia, la bondad, la fidelidad, la mansedumbre, el dominio de sí”.
- La unificación del corazón.
Mi intención no es ofrecer un esquema sistemático sobre espiritualidad cristiana. Sin embargo me parece oportuno subrayar algunos aspectos.
- Un proceso continúo de conversión.
La vida espiritual es un continuo proceso de conversión. La mirada puesta en Dios permite que Él vaya entrando cada día más en nuestra vida.
Hoy se habla de conversión pastoral. ¿Cómo hacer una conversión pastoral? Si nos fijamos en el Papa Francisco deberíamos concluir que toda reforma debe hacerse más con hechos que con palabras, mejor dando que recibiendo.
- Comprometidos con el mundo.
La espiritualidad lleva parejo el compromiso con el mundo y con las cosas del mundo. “Ni Dios sin el hombre, ni el hombre sin Dios”. Creo que puedo afirmar que las personas que en mi vida han dejado testimonio por ser personas espirituales han sido personas muy comprometidas con las cosas de este mundo.
- Trabajo y oración.
Sabemos de la importancia del trabajo. Quiero valorar también la importancia de la oración. La oración ayuda en la unificación del corazón. El Papa Francisco recuerda que la oración y la acción son los dos pulmones del misionero.
- El gusto espiritual de ser pueblo.
Ha llamado mi atención que el Papa Francisco diga que “para ser evangelizadores de alma también hace falta desarrollar el gusto espiritual de estar cerca de la vida de la gente” (EG, 268). De esta manera se puede afirmar que ser y hacer pueblo, mostrar cercanía a la gente, sentirnos a gusto con los demás, no escapar de los otros… son tareas espirituales.
Espiritualidad salesiana
Podemos hablar de estilos diversos de espiritualidad cristiana, cuando en la experiencia de Dios, a nivel personal o comunitario, hay matices históricos, y sobre todo subrayados carismáticos de ciertos valores evangélicos, aportados a la tradición eclesial por los diversos fundadores o fundadoras, en su fidelidad al Espíritu de Dios.
La espiritualidad salesiana tiene su raíz en la experiencia espiritual que vivió Don Bosco, los primeros salesianos, las primeras salesianas y los jóvenes del Oratorio.
Vemos aquí una manera de entender la vida cristiana; la acción educativa y pastoral; la propuesta pedagógica y espiritual que llamamos Sistema Preventivo. Destacamos algunos rasgos.
- Una espiritualidad de lo cotidiano.
La espiritualidad juvenil salesiana considera que la vida ordinaria es lugar de encuentro con Dios y se guía por el criterio de la Encarnación que afirma que en toda realidad humana Dios está presente como oferta de salvación, y valora la unidad entre la vida y la fe.
- Una espiritualidad pascual de la alegría y el optimismo.
La espiritualidad juvenil salesiana es pascual. La alegría, la fiesta, la esperanza le son características. La pastoral juvenil salesiana es una propuesta de educación en la alegría de la vida cristiana manifestada en las bienaventuranzas y propone un camino de santidad sencilla, alegre y serena.
- Una espiritualidad de la amistad personal con el Señor Jesús.
La espiritualidad juvenil salesiana quiere llevar al joven al encuentro con Jesucristo y hacer posible una relación de amistad con Él, creando un vínculo vital y una adhesión fiel. No podemos olvidar en la pedagogía de santidad de Don Bosco el valor educativo de la Reconciliación y de la Eucaristía.
- Una espiritualidad de comunión eclesial.
La espiritualidad juvenil salesiana es eclesial: manifiesta y alimenta la comunión de la Iglesia construyendo una red de relaciones fraternas; es una espiritualidad educativa que se propone ayudar a los jóvenes a sentirse a gusto en la Iglesia, a ser constructores de la Iglesia y partícipes en su misión.
- Una espiritualidad mariana.
En María Auxiliadora encontramos un modelo y una guía para nuestra acción educativa y apostólica. Ella es madre y maestra. A ella invocamos de manera especial en la oración.
- Una espiritualidad del servicio responsable.
Don Bosco instaba a sus jóvenes a ser “ciudadanos honrados y buenos cristianos”. Por eso buscamos promover la dignidad de la persona y sus derechos; vivir con generosidad en la familia; favorecer la solidaridad, especialmente con los más pobres; realizar el propio trabajo con honradez y competencia; promover la justicia, la paz y el bien común en la política; respetar la creación; favorecer la cultura. La espiritualidad juvenil salesiana quiere ayudar al joven en su proceso vocacional, porque quiere ayudarle a descubrir la verdad de su ser personal, y posibilitar el diálogo con Dios.
Koldo Gutiérre
Comentarios
Publicar un comentario