Neurociencia, neuroética y educación: el Aprendizaje Basado en Proyectos como metodología pedagógica para la educación moral.
Andrea BIZE FONT Neurociencia, neuroética y educación: el Aprendizaje Basado en Proyectos como metodología pedagógica para la educación moral. Tesis Universidad Complutense de Madrid, 2021
La revolución científica y tecnológica supone que multitud de disciplinas amplíen su campo de conocimiento. La neurociencia, gracias a las técnicas de neuroimagen que permiten observar el cerebro en acción, se convierte en la base del despliegue de las investigaciones de las ciencias humanas, pues conocer el cerebro aporta información muy valiosa en cuanto a su estructura y su funcionamiento. Como parte de estas disciplinas centradas en el ser humano la educación también recoge y utiliza las aportaciones de la neurociencia, dando lugar a la neuroeducación. La posibilidad de una educación moral basada en el cerebro es posible gracias a los aportes neurocientíficos que permiten diseñar metodologías pedagógicas orientadas al aprendizaje de contenidos éticos. En el presente trabajo, a través de la revisión bibliográfica, se propone el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) como una de las estrategias educativas que se adaptan al proceso de desarrollo cerebral y que fomentan la cooperación y, por ende, la empatía, el diálogo y la toma de decisiones conjunta, características fundamentales de la educación moral.
Las investigaciones surgidas desde la última década del siglo XX han dado a conocer numerosos y valiosos descubrimientos sobre la afectación de la memoria por la falta de sueño, la plasticidad cerebral, la neurogénesis y el propio desarrollo del cerebro, entre otros, que han supuesto el avance en el análisis de las funciones cognitivas propias del aprendizaje. Por esta razón se insiste en que la educación ocupe lugar dentro de los discursos científicos no sólo para mejorar la capacidad de estudio, sino para poner el foco en nuevas estrategias de enseñanza eficaces y de calidad acordes con el desarrollo evolutivo y personal de los individuos (Campos, 2010). Ligar las neurociencias y la educación, por tanto, supone mejorar la metodología de enseñanza y la calidad del aprendizaje.
El cerebro humano ha ido evolucionando para hacer frente a los cambios del entorno, para aprender y enseñar, para hacer consciente al ser humano del potencial y las capacidades que tiene intrínsecas. Los estudios neurocientíficos utilizan el cerebro como guía y apertura a nuevas investigaciones que esclarezcan las grandes cuestiones que se han planteado acerca del ser humano durante siglos. Gracias a los avances tecnológicos y el interés por conocer e indagar, hoy en día se conoce mucho más sobre la funcionalidad del cerebro, su capacidad de aprendizaje y su modelo de procesamiento de la información. Aunque cada individuo posea habilidades y características diferentes, en todo cerebro -al igual que en todo proceso educativo- se produce el fenómeno de la enseñanza-aprendizaje, y conocer qué estructuras neurales atañen a este proceso constituye un catalizador para nuevas metodologías pedagógicas acordes con el funcionamiento cerebral. Para diseñar nuevos modelos es necesario atender a los estudios científicos y romper con los mitos que circulan mediante la cultura popular e impiden el avance y la progresión, entre otras cosas, de políticas educativas eficientes y adaptadas.
La formación cívica de las sociedades es posible si se conocen los mecanismos adecuados para que el proceso de enseñanza de los contenidos morales quede grabado en los individuos que la forman. La educación moral y el currículum van de la mano en tanto que el propio método de enseñanza ya supone un aprendizaje, por lo que incluir los contenidos morales dentro de la estrategia de enseñanza supone extenderlos a cualquier asignatura del currículum. Por ello, el Aprendizaje Basado en Proyectos tiene las características necesarias para compaginar teoría, práctica y moralidad sin necesidad de incluir esta última como un bloque temático específico, sino que queda integrado en la metodología.
En definitiva, la posibilidad de una educación moral en la que se puedan seleccionar los métodos óptimos para su implementación es gracias al descubrimiento y el aporte de las neurociencias en cuanto al funcionamiento cerebral y las bases neurológicas del aprendizaje, el comportamiento ético y la formulación de juicios morales.
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