Dios, Belleza suprema

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Los tres grandes trascendentales de la metafísica clásica, la verdad, la bondad y la belleza, cuando se han tomado en su valor absoluto, se han identificado con Dios. Balthasar no se ha decantado por ninguna porque las tres son inseparables, aunque la verdad y la bondad han permanecido presente en la conciencia humana mientras que, según este autor, la belleza se ha perdido en la conciencia occidental, y este es el motivo, de poner la belleza en el comienzo y en el centro de su obra.
Dios en la historia de Occidente , se ha degradado a ser ley, bien, verdad y potencia, pero Dios tiene que aparecer en el hombre con categorías de gloria, majestad, santidad, belleza, brillo, resplandor.
“Gloria, por consiguiente, es la esencia misma de Dios manifestada al hombre en todo su peso y fuerza, esplendor, luminosidad, sobrecogimiento y atracción”. Y ante ella el hombre se siente liberado y se entrega a Dios.
González de Cardedal piensa que los teólogos han estado ciegos para no entender que belleza o hermosura han sido los términos que en la tradición teológica han sido los más utilizados para designar a Dios. (Urs von Balthasar, cumbre teológica de nuestros días: Ya, 10/05/ 1988).

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