El óbolo del ciudadano a la Iglesia. Altibajos con los tres últimos Papas

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El óbolo del ciudadano a la Iglesia. Altibajos con los tres últimos Papas

por Sandro Magister | 


Cada año el Estado italiano devuelve el 8 por mil de la propia recaudación fiscal a las confesiones religiosas que han estipulado un acuerdo en propio beneficio.


Entre ellas, la Iglesia católica se lleva la parte del león. El Estado le cede casi mil millones de euros al año. Es mucho, pero hay que tener en cuenta que en Alemania, la Iglesia católica alemana, cuya dimensión es la mitad de la italiana, recibe cada año del estado cinco veces más en virtud de la “Kirchensteuer“, la tasa relacionada con las afiliaciones religiosas vigente en ese país.

En Italia, en cambio, la repartición entre las distintas denominaciones religiosas del total del 8 por mil la deciden cada año los contribuyentes, que son libres o no de indicar, con una firma, a quien desean que vaya el beneficio. 

Y desde 1985 a hoy, es decir, desde que fue introducido este sistema, las firmas a favor de la Iglesia católica han sido una mayoría aplastante que, en el año 2005, año récord, llegó casi al 90 por ciento de los firmantes; exactamente, el 89,82 por ciento.

El 2005 fue el último año del Papa Juan Pablo II. Y varios comentaristas asociaron a su popularidad el pico alcanzado por el 8 por mil.
Así como en el 2013, último año de Benedicto XVI, fue fácil asociar a la impopularidad de este otro Papa la caída hasta el 80,91 por ciento de las firmas en favor de la Iglesia católica.

Pero actualmente, después de cinco años de pontificado de Jorge Mario Bergoglio, enormemente popular, ¿cómo van las cosas?

Tras una tímida subida hasta el 81,23 por ciento de las firmas en 2014, el resto ha sido todo bajada:
– 81,09 por ciento en 2015;
– 79,94 por ciento en 2016;
– 79,36 por ciento en 2017, último dato conocido y récord negativo en la historia del 8 por mil.


Pero, ¡atención!, si en lugar de mirar los porcentajes de voto se miran las cifras absolutas, es decir, el número de firmas a favor de la Iglesia católica, la música cambia.


Se descubre, por ejemplo, que el récord absoluto en número de firmas fue alcanzado durante el pontificado, no de Juan Pablo II, sino de Benedicto XVI: en 2011, con 15.604.034 firmas.


No sólo. En el conjunto de los últimos seis años de Benedicto XVI, las firmas a favor de la Iglesia católica fueron superiores a los 15 millones, como nunca había sucedido durante el pontificado de Juan Pablo II.

Y así en los primeros dos años del Papa Francisco. Seguidos, sin embargo, de un descenso neto y continuo:
– 14.437.694 en 2015;
– 13.944.967 en 2016;
– 13.762.498 en 2017.

Es arriesgado sacar de estas cifras conclusiones sobre el éxito o menos de un pontificado. Y tampoco es fácil conectar estos datos al avance generalizado de la secularización en un país etiquetado de “católico”, como es el caso de Italia.

Es más bien singular el favor que recogen en Italia las Iglesias metodista y valdense, segundas clasificadas entre las distintas denominaciones religiosas en la repartición del 8 por mil, con un número de firmas doce veces superior a su presencia real en el país:
– 469.071 en 2015;
– 523.504 en 2016;
– 515.829 en 2017.

En estos últimos años también ha crecido de manera continua el número de firmas a favor de la Unión budista italiana:
– 125.786 en 2015;
– 173.023 en 2016;
– 164.934 en 2017, a las que hay que añadir las 52.777 firmas para los budistas Soka Gakkai, que también han entrado en la repartición.

Los contribuyentes también pueden firmar para que una cuota del 8 por mil quede al Estado italiano. Y estas firmas, desde hace unos años, han aumentado ligeramente:
– 2.493.431 en 2015, el 14,03 por ciento de las firmas;
– 2.535.404 en 2016, el 14,54 por ciento;
– 2.576.882 en 2017, el 14,86 por ciento.

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