Criterios para construir planes de trabajo sobre espiritualidad en todos los colegios

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Cristián Prado Medel, "Espiritualidad y sistema Educacional chileno:un acercamiento urgente", en Revista de educación Religiosa, volumen 1, no 2, (2019)


 "Primero, las ideas:
  1. a)  La dimensión espiritual del ser humano es una realidad cada vez más abordada por el mundo científico, debido a la identificación de esa variable en situaciones relacionadas con la resiliencia, bienestar subjetivo, autoestima y también como factor protector frente a situaciones complejas.

  2. b)  Hablar de espiritualidad se  refiere aun fenómeno transcultural, inherente al hombre, y que brota con anterioridad al fenómeno religioso. La religiosidad es reflejo de la necesidad espiritual humana, pero ambas palabras no significan lo mismo.

  3. c)  Una parte del mundo científico que estudia la espiritualidad está intentando definir sus límites como constructo, como una forma de aislarla como variable y poder observarla, medirla, evaluarla y desarrollarla.


  4. d)  El ordenamiento jurídico chileno incorpora –desde la Constitución a la normativa educacional vigente– la dimensión espiritual como un ámbito de desarrollo obligatorio, para todos los colegios reconocidos por el Estado.

  5. e)  Las nuevas Bases Curriculares vigentes para Enseñanza Básica y Media, definen la dimensión espiritual como un espacio donde se promueve la reflexión sobre el sentido, finitud y trascendencia de la condición humana, y le encarga al colegio como institución su desarrollo, explicitando que no pertenece a una asignatura en especial.

  6. f)  También señalan que esta dimensión se debe desarrollar a través de un conjunto de actividades educativas dentro y fuera del aula, y no desde una clase en particular.

    g) Erróneamente, el sistema escolar ha creído que la encargada del desarrollo espiritual es la asignatura de Religión, olvidando el carácter confesional que le entrega el decreto n° 924 que la regula a nivel nacional.

    h) En este momento, ni los docentes de Religión, ni las instituciones que los forman, ni los programas vigentes de las distintas confesiones contemplan el desarrollo espiritual de los estudiantes no creyentes. Esto no es un error ni una omisión voluntaria de las distintas confesiones, sino que obedece a la misma característica confesional de la clase, otorgada por el decreto N°924.

    i) A pesar de lo anterior se puede constatar el esfuerzo de muchos profesores de Religión que intentan “abrir” sus programas, en un intento de incluir también a estudiantes no creyentes o pertenecientes a otras confesiones religiosas.

    j) Por estas razones se hace urgente que tanto las diferentes universidades como el Estado de Chile, avancen hacia propuestas concretas y comprometidas con el desarrollo de la espiritualidad, sobre todo en ambientes no confesionales. Hace falta investigación, discusión académica y pública.

    k) También se observa la necesidad de que los actuales profesores de Religión sean formados para atender de mejor manera a la diversidad de estudiantes que no profesan una religión en particular.

Ahora, a modo de propuesta inicial de trabajo, surgen algunos criterios para la construcción de planes de formación de la espiritualidad en todos los contextos escolares (confesionales y no confesionales):

Debiera ser un plan fuertemente anclado y enraizado en el PEI de cada colegio. El motivo de esto es que cada proyecto educativo contiene en sí mismo declaraciones que hablan, aunque sea de maneras intuitivas e implícitas, de dimensiones que van a favorecer el desarrollo de la espiritualidad en sus estudiantes.

Debiera ser un plan diseñado bajo una lógica de procesos. Esto significa que toma como referente la naturaleza misma del desarrollo humano y sus posibilidades y limitaciones para cada edad, desde el nivel educativo en el cual los alumnos ingresan, hasta el nivel en el cual egresan del colegio.

Debe estar dirigido a todos los estudiantes de un colegio, independiente que profesen o no una religión.

Debiera estar pensado para realizarse (en su mayoría) dentro de las horas de clases, como parte de la apuesta curricular misma, y no como una acción extra escolar

Para su implementación, necesita de la colaboración de todos los actores educativos (estudiantes, profesores, apoderados, directivos), de los cuales, los profesores(as) jefes(as) tienen una función principal en su implementación.

El plan debiese estar basado en el logro de ciertos estándares (acuerdos) de desempeño. Es deber de cada colegio establecer sus propios acuerdos, como una forma de atender a sus contextos particulares.

El plan debiese tomar en consideración las concordancias sobre la espiritualidad planteadas por los autores nombrados, y resumidas en la parte final del apartado número 2 de este artículo.

Urge un acercamiento a la naturaleza misma de la espiritualidad desde el sistema educativo chileno. Al mundo le falta espiritualidad. Hay una necesidad urgente. Se hace necesario gritar, al igual que nos sugiere Díaz (2017), “Espiritualidad... ¡ahora!”.

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