Se podría acabar con el suicidio

 

EVITARÍA CIENTOS DE MUERTES

En España hay dinero público para el suicidio asistido pero no para un medicamento nuevo que impide el suicidio por depresión

Según ha informado La Razón, el gobierno se ha negado a que la Seguridad Social cubra un nuevo y eficaz tratamiento de los pacientes con riesgo de suicidio inminente por depresión mayor, debido al coste económico. Es el mismo gobierno que permite que se destine dinero público a la eutanasia y suicido asistido

(La Razón/InfoCatólica) Cerca de 1.500 personas en España están en riesgo de suicidio inminente. Se trata del grupo de pacientes que sufre depresión mayor resistente al tratamiento DRT, la denominación que se usa en Psiquiatría para definir el tipo más grave de depresión, que se caracteriza porque se mantiene después de haber realizado dos tratamientos antidepresivos de forma consecutiva – de entre 4 y 6 semanas cada uno – sin que el paciente experimente una recuperación. De hecho, sólo el 14% de las personas que tienen criterios de DRT logran una remisión de los síntomas depresivos, por lo que el reto terapéutico es enorme.

El sufrimiento que experimentan estos pacientes es atroz, y, hasta hace un año, su única alternativa era recibir terapia de electroshock. Sin embargo, hoy por hoy existe un fármaco con la capacidad de mejorar su sintomatología hasta en un 50% en menos de 48 horas, sin apenas efectos secundarios. 

Hablamos de esketamina (Spravato, por su nombre comercial), de Janssen Pharmaceuticals, un antagonista del receptor de glutamato N-metil-D-aspartato (NMDA), para pulverización nasal que constituye el primer mecanismo de acción en 30 años para tratar el trastorno depresivo mayor.

En diciembre de 2019, fue aprobado por la Comisión Europea para su uso en combinación con otros antidepresivos- en concreto, un inhibidor selectivo de la recaptación de la serotonina (ISRS) o un inhibidor de la recaptación de la serotonina y de la noradrenalina (IRSN)- para adultos con DRT, que no han respondido al menos a dos tratamientos diferentes con antidepresivos en el episodio depresivo moderado o grave actual; y en marzo de 2019 por la FDA para su uso en combinación con un antidepresivo oral para adultos con DRT. Asimismo, en julio de 2020 la FDA autorizó su uso en adultos para el trastorno de depresión mayor con riesgo de suicidio inminente. En febrero de 2021 la Comisión Europea dio luz verde también a esta indicación y, pocos meses después, países como Francia, Bélgica, Suecia, Alemania, Noruega, Dinamarca, Italia y Finlandia aprobaron su financiación.

Pero eso no ha pasado en España, el cuarto país de la UE con más pacientes afectados por depresión mayor – 1 de cada 6 de deprimidos –, y donde, el año pasado, se suicidaron 3.900 personas. Aquí solo puede usarse de modo compasivo, ya que la Comisión Interministerial de Precios de los Medicamentos (CIPM) ha denegado su financiación, y cerrado el expediente.

«La Comisión acuerda proponer a la Dirección General la no inclusión de este medicamento en la prestación farmacéutica del SNS, teniendo en cuenta la existencia de medicamentos u otras alternativas terapéuticas para las mismas afecciones a menor precio o inferior coste de tratamiento y el impacto presupuestario», señala el acta de la última reunión. Se añade también que «la evidencia disponible hasta el momento es limitada, existe una alta incertidumbre en el número de pacientes susceptibles del tratamiento y en el beneficio clínico a largo plazo».

Respecto a los motivos que aporta la CEIP, Ramos se muestra completamente sorprendido. «En un contexto en el que se supone que la salud mental ha salido del ostracismo para convertirse en una prioridad nacional, tenemos una innovación real, que permite ver una mejoría en los pacientes en cuestión de horas y resulta que le damos la espalda», destaca el experto. «Hay evidencia suficiente sobre las grandes ventajas de esketamina, que son la respuesta en un porcentaje muy importante de los pacientes; que esta respuesta se mantiene en el tiempo, y, sobre todo – y esto es esencial–, que es rápida y que la tolerancia es buena», añade. Un factor este último de gran importancia dado que, como señala el especialista «con los otros fármacos que tenemos que añadir, y que están fuera de indicación por la Agencia Europea del Medicamento y la Agencia Española del Medicamento, pagamos un alto coste en efectos secundarios como temblor motor, incremento del peso, mayor disrupción en la esfera sexual, y problemas derivados de las alteraciones en el nivel del colesterol y de la glucosa».

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